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El própolis es una resina de consistencia cérea, de composición compleja y consistencia viscosa. Las abejas lo elaboran a partir de resinas, aceites esenciales provenientes de diferentes vegetales, polen y cera y lo utilizan para la construcción, reparación, aislamiento y protección de la colmena.
El término própolis deriva del griego (pro-delante y polis-ciudad) y significa “defensor de la ciudad”. De hecho esta sustancia forma parte de la piquera o entrada de la colmena, donde las abejas hacen un felpudo con própolis para higienizar a todos los individuos que entran en la misma y evitar así que contaminen el interior.
También se conoce a esta substancia como “pegamento de abejas” “cemento de colmena” o “penicilina rusa”.
Las abejas (Apis mellifera), recogen con sus mandíbulas partículas resinosas y secreciones aromáticas de las yemas y brotes de los árboles y vegetales como: pino, abeto, roble, sauce, abedul, álamo, olmo y castaño de índias, entre otros. Una vez en la colmena, las abejas mezclan estas sustancias con cera, polen y secreciones salivares para obtener el própolis.
El própolis es aromático, de color amarillo y sabor amargo característico, ligeramente picante.
El própolis sirve como material de construcción para reparar grietas en la colmena y también para momificar a pequeños animales que se introducen en la misma y que una vez muertos por acción de los aguijones y el veneno, pueden afectar a la salud del enjambre si se dejaran descomponer. Por eso, estos intrusos de la colmena se emparedan con própolis y se evita así su putrefacción, evitando contaminaciones microbianas en el interior de la colmena.
En medicina popular el própolis se ha utilizado por vía oral para la tuberculosis, infecciones bacterianas y fúngicas, infestaciones protozoarias, trastornos naso-faríngeos, tratamiento del resfriado común, gripe porcina y para aumentar las defensas del organismo. También se ha utilizado para tratar trastornos gastrointestinales incluyendo las infecciones por Helicobacter pilori en úlceras pépticas. También se ha utilizado como agente antioxidante y antiinflamatorio.
Por vía tópica también se ha utilizado tradicionalmente para la limpieza de heridas, herpes genital y como colutorio para prevenir infecciones después de extracciones dentarias. Sobre la piel también se ha utilizado para las quemaduras.
Según indican los diversos autores consultados, el própolis es un producto muy utilizado como complemento alimenticio y que ha tenido un interés extraordinario para la medicina y la industria farmacéutica.
Se le atribuyen efectos antiinflamatorios, inmunoestimulantes, hepatoprotectores, carcinoestáticos, antimicrobianos, antivirales, antifúngicos, antiprotozoarios, anestésicos y de regeneración tisular (FARRE-FRASQUET-SANCHEZ, 2004).
El própolis contiene flavonoides, incluyendo quercetina, apigenina, pinocembrina, galan- gina, pinobanksina y pinobanksina-3-acetato. Estos compuestos, además de ser tóxicos para las levaduras, inhiben la actividad enzimática de la hialuronidasa. Adicionalmente el ácido cafeico y el hidrofolato podrían explicar su actividad semejante a los antiinflamatorios no esteroideos.
Al estudiar la actividad antifúngica, antivírica y antibacteriana el própolis se muestra eficaz contra hongos y bacterias Gram (+), independientemente de su origen geográfico, y contra el virus de la gripe.