Durante el invierno, los cambios de temperatura y humedad pueden hacer que nuestras defensas se debiliten.
Las defensas son nuestra protección frente a los patógenos externos. Muchas veces se pueden ver debilitadas por enfermedades, antibióticos, estrés, estilos de vida poco saludables y dietas desequilibradas, dejándonos expuestos al ataque de bacterias y virus que nos pueden provocar gripe, resfriados, dolor de garganta…
¿Qué es el resfriado?
El resfriado común es una infección vírica menor que afecta a las vías respiratorias altas. Se transmite fácilmente por gotitas aéreas de estornudos y tos de personas enfermas.
Tiene una alta prevalencia; un adulto sufre de media entre 2 y 5 resfriados al año y un niño de 4 a 8. Esto tiene un gran impacto económico, provocando absentismo laboral en un 40% y escolar en un 30%.
Los síntomas más comunes son secreción y congestión nasal, estornudos, dolor de garganta, tos y dolor de cabeza. Se pueden presentar otros síntomas como cansancio y pérdida de apetito.
¿Cuándo hay que ir al médico?
- Si los síntomas duran más de 1 semana.
- Se presentan dificultades para respirar.
- Aparecen placas de pus en la garganta y/o secreciones nasales o esputos con color amarillento y espeso.
- La fiebre supera los 38ºC o dura más de 3 días.
- Hay dolor intenso de oídos o en el pecho, dificultades para tragar o molestias en músculos y/o articulaciones.
- Se pertenece a un grupo de riesgo: (bebés menores de 2 años), mujeres embarazadas o en periodo de lactancia o pacientes con enfermedades respiratorias u otras patologías crónicas como diabetes, enfermedades cardíacas, renales, hepáticas, inmunitarias…
Consejos para tener un sistema inmunitario sano
- Evitar el contacto con personas que estén resfriadas.
- Seguir una alimentación equilibrada, rica en alimentos con muchas vitaminas y minerales, como frutas y verduras. Consumir sobre todo alimentos ricos en vitamina C, que ayudarán a mantener las defensas.
- Utilizar ropa abrigada en el exterior y evitar llevar la ropa mojada.
- Mantener unos hábitos de higiene diarios (lavarse las manos, ventilar las habitaciones cerradas, toser tapándose la boca o en dirección contraria a la gente, utilizar pañuelos desechables…), para evitar los contagios.
- Usar desinfectantes para limpiar las superficies que hayan podido tocar personas resfriadas.
- Practicar ejercicio físico regularmente.
- No abusar de los antibióticos ya que la mayoría de infecciones son víricas. Utilizarlos solo si lo recomienda el médico.
- Mantener la temperatura interior a unos 20ºC, sin subirla demasiado para evitar los cambios bruscos con el exterior.
- Evitar los ambientes cargados de humo de tabaco.
- Descansar todo lo que se pueda.
- Beber mucho líquido (agua, tés, zumos…).
- Usar un sistema de humidificación para evitar que se resequen las vías aéreas.