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Intolerancia a la lactosa: tipos, síntomas y consejos prácticos

¿Te sientes hinchado después de tomar un yogur? ¿Sientes molestias al beber un vaso de leche? Si la respuesta a estas preguntas es sí, seguramente sufrirás intolerancia a la lactosa.

La intolerancia a la lactosa es la incapacidad del cuerpo de digerir la lactosa. Se produce a causa de la insuficiente o nula producción de la enzima lactasa, que es la encargada de romperla para que pueda ser absorbida, transportada hasta el torrente sanguíneo y aprovechada como nutriente.

Entre un 30 y un 50% de la población española padece intolerancia a la lactosa.

La lactosa es un azúcar que está presente en la leche y en diferentes productos industriales como conservantes, que pueden incluirse en embutidos o comidas preparadas.

Tipos de intolerancia:

Pueden distinguirse 2 tipos principales de intolerancia a la lactosa:

  • La primaria consiste en la pérdida progresiva de la producción de lactasa, produciendo una disminución de la asimilación de la lactosa. Es de causa genética, progresiva e irreversible, siendo la más frecuente en la población.
  • La secundaria también consiste en la pérdida de la producción de lactasa durante un periodo de tiempo a causa de una enfermedad (como la enfermedad de Crohn, síndrome del intestino irritable, virus estomacal…) y es posible revertirla.

Síntomas:

  • Flatulencias
  • Dolor abdominal
  • Diarrea
  • Náuseas
  • Espasmos estomacales
  • Hinchazón abdominal

Durante muchos años, las personas que padecían intolerancia a la lactosa debían evitar comer lácteos y sus derivados, con el riesgo de reducir el consumo de nutrientes esenciales como el calcio, el fósforo y algunas vitaminas, debilitando la mineralización natural de los huesos

Durante muchos años, el principal tratamiento consistió en eliminar de la dieta los alimentos que produjeran la intolerancia. Aun así, si dejan de consumirse productos lácteos pueden producirse carencias de minerales como el calcio y el fósforo, cuyo déficit puede provocar problemas de salud a largo plazo, como la osteoporosis. Hoy en día, se han desarrollado complementos alimenticios a base de lactasa, que ayuda a digerir la lactosa en las personas que tienen dificultades para digerir.

Consejos

  • Revisa las etiquetas de los alimentos, muchos pueden contener trazas de leche, aunque no lo parezca.
  • Presta atención a los productos procesados como pan, galletas, embutidos, pizzas, etc.
  • Algunos medicamentos pueden contener lactosa como excipiente. Deben leerse atentamente los prospectos o consultar al farmacéutico sobre cualquier duda.
  • Prueba productos sin lactosa y conócelos. En el mercado existen cada vez más productos etiquetados como “Sin Lactosa”.
  • Opta por productos fermentados de la leche, como el yogur o el kéfir, que tienen menos cantidad de lactosa y suelen ser mejor tolerados.
  • Utiliza lactasa como suplemento alimenticio antes de consumir lácteos y así evitar los síntomas intestinales.
  • Consume alimentos ricos en calcio, fósforo y vitamina D como pescados, frutos secos, higos secos, espinacas, soja, huevos, germen de trigo…También puedes encontrar una gran oferta de alimentos enriquecidos, como es el caso de la leche sin lactosa.
  • Si padeces una intolerancia severa o tienes cualquier duda consulta a tu médico o especialista.

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